A pesar de haber sido atada anteriormente, no sentí las cuerdas como lo hice anoche.
Estaba decidida a vivirlas, a encontrarme con ellas, a no sentir nada más que a ellas y todo gracias al Atador, que por respeto a Él y su deseo, no pongo su nombre.
Empecé a sentir como sus manos anudaba las cuerdas sobre mi cuerpo, como subían y bajaban sobre éste.
Mis manos, dejaron de sentirse nerviosas y empecé a relajarme.
Cada nudo, cada apriete, lo iba sintiendo más profundo.
No se en que momento olvidé que estaba entre amigos, los cuales observaban con gran respeto y en silencio ese arte que no todos saben hacer, no hubo ni un murmullo, al menos yo no los oí.
No se cuando empecé a verme a mí misma, sólo se que mi mente sentía la cuerda rozar mi piel, que sentía mi corazón latir en esa íntima y oscuridad interna, que esperaba cada vuelta de ésta, cada nudo, cada tirón y cada suspiro de mi alma.
La sensación es tan hermosa, que no encuentras la palabra exacta para describir tal sentimento.
Hubo momentos que me perdía dentro de mí, sólo éramos, las cuerdas, mi ser y el... Atador.
No se cuanto duró, ni como era mi expresión exterior. Me dijeron que muy bonita, hubo una buena conexión entre los tres.
En esos momentos pierdes la noción del tiempo y del lugar y cuando empezó a desanudar mi cuerpo, al volver en mí, mi paz era tan grande, que simplemente me puse a llorar, no sentí vergüenza, pues lloraba de Felicidad.
Ya han pasado más de doce horas y aún sigo sintiendo cada nudo, cada caricia consoladora, cada vuelta sobre mi cuerpo, cada roce de la cuerda sobre mi piel y vuelvo a llorar.
Me siento plena, ojalá cada vez que sea atada sienta lo mismo, que lo viva con la misma intensidad y llore, pero de felicidad y gracias todo al Atador, que es quien nos lleva a ese trance donde te encuentras a tí misma frente a tí y tus emociones.
Te doy las gracias desde lo más profundo de mi alma.
Mi sentimiento con la experiencia ha sido... SUBLIME.
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